Muchas veces nuestros problemas laborales y familiares, el agobio, el estrés, etc. nos juegan malas pasadas, haciendo que reaccionemos de ciertas maneras de las cuales podamos arrepentirnos. Nuestros hij@s son esponjas que absorben tanto lo bueno como lo malo, y es por ello que debemos dar un paso adelante y ser capaces de demostrar que somos la figura que se espera de nosotros, los ídolos de nuestros propios hij@s.
ACOMPÁÑALE. Acompaña a tu hijo/a a cada prueba y entrenamiento siempre que puedas. Ellos siempre van a agradecer que tú hayas estado a su lado.
Se puntual, los niños no tienen que pagar la impuntualidad. Hay que tener en cuenta que ellos dependen de ti.
ANÍMALE. Anima a tu hijo/a a que no se rinda, mostrándole cariño, comprensión y apoyo cuando pase por un mal momento. No le exijas más de lo que puede dar ni le compares con sus compañeros. Con ello, solo conseguirás disminuir su autoestima. Estimúlale pero no le sobrevalores, puesto que si lo haces se creerá perfecto/a e incapaz de mejorar. Todos tenemos limitaciones.
ESCÚCHALE. Pregúntale ha disfrutado, qué ha aprendido, como se siente…
Escúchale, dejale expresarse libremente. Hazle ver que te interesas por él, por sus amigos y por sus aficiones.
ENSÉÑALE VALORES. Resalta el esfuerzo como principal criterio para conseguir el éxito, ya que esa es la verdadera victoria del auténtico deportista. Aprenderá a valorar los triunfos y a aprender de las derrotas, puesto que a quien se esfuerza al máximo no se le puede pedir más.
NO LE PRESIONES. Si quieres ver a tu hijo/a mientras realiza el entrenamiento o prueba, hazlo desde un lugar apropiado, omitiendo comentarios o indicaciones que hagan que el niñ@ no cuestione las indicaciones de sus entrenadores.
RESPETA. Respeta a tu hijo/a, a sus compañeros, a sus entrenadores, … En resumen, respeta. Todos somos humanos y todos cometemos errores, pero el fin principal no es ser perfectos, es divertirse y aprender. Con respeto siempre se gana.
EVITA CONFLICTOS. Enséñale a resolver conflictos de manera tranquila y pacífica. Tú eres el modelo de conducta que tu hijo/a va a seguir, haciendo lo que tú haces. La violencia (tanto física como verbal) nunca lleva a nada.
DA EJEMPLO. Reflexiona sobre las consecuencias de tus acciones y comentarios, que son observados en primera persona por tu hijo/a y sus amigos. No hagas o digas nada de lo que después tengas que arrepentirte. Ten en cuenta que tus acciones y valores son un modelo a imitar para tu hijo/a. La repercusión positiva o negativa que puede tener el deporte en tu hijo/a, está en gran medida influenciada por el enfoque que tú le des.
EL RESULTADO NO ES LO MÁS IMPORTANTE. Las 4 palabras que tu hijo/a quiere escuchar al acabar sus entrenamientos/pruebas son “me encanta verte esforzarte”. Eso es todo, nada grandilocuente del estilo de “eres el mejor” o algo como “creo que puedes mejorar en estas cosas”. Un simple y sincero “me encanta verte esforzarte”. Recuerda que tu hijo/a hace deporte para divertirse, hacer amigos, adquirir una conducta sana y aprender. Ganar no es lo más importante.
COLABORA CON EL CLUB. Es bueno que tu hijo/a vea que te involucras en el club en el que él/ella entrena, ya que verá que formas parte de su mundo, creando vínculos afectivos más fuertes, además de enriquecer la comunidad basada en valores creada desde el propio club y lo que eso conlleva.
Y RECUERDA:
LOS MÁXIMOS RESPONSABLES DE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS SOIS VOSOTROS, SUS PADRES.